Me preparo el mate. Sé que la tarea que tengo por delante va a apreciar su compañía. Busco en la cada vez más pesada valija en la que guardo mis cuadernos y libretas ya terminadas. Selecciono las correspondientes a este año que me dispongo a despedir. Elijo una lapicera que resista y, por alguna razón, lo acomodo todo en el piso. Reconozco que hay algunas cosas que se escriben mejor en contacto con el suelo. El balance del año es una de ellas.

Disfruto de este momento que es casi un ritual entre el 30 y el 31 de diciembre. Me preparo para emocionarme. Sé que habrá sorpresas. Que habrá extractos completos de mi vida escrita en los cuadernos que leeré como si estuviera leyendo el capítulo de un libro. Que me preguntaré más de una vez, ¿yo escribí esto? Y que no se tratará simplemente de falta de memoria sino del matiz que va dejando el paso del tiempo en nuestros recuerdos. Concluyo siempre que si yo no hubiera escrito todo lo que escribí, todo lo que por momentos me pareció vacuo, superficial, innecesario e inútil, no podría recordar ahora cabalmente cómo me dolió tal o cual pena, cuánto me alegró aquella pequeña felicidad, dónde fueron a parar ciertos deseos, qué y a quiénes no debo olvidar nunca agradecer.

Me importan mucho las palabras. Distinguir entre ellas la que mejor se ajusta a una emoción. Conocer su origen, fantasear con quienes la habitaron antes, gritándola, susurrándola, cantándola y, por supuesto, escribiéndola.

Me importa mucho compartir palabras. Descubrir las que otras personas tienen en la punta de la lengua, atravesadas en el comienzo de la garganta o clavadas en el medio del pecho. Porque las palabras también nos habitan a nosotros y nosotras, y no se mueven de ahí hasta que no le damos forma, en grito, en susurro, en canción y, por supuesto, en textos.

Me importa mucho convertir las palabras. Que se transformen en poesía, en cartas, en relatos, en ensayos, en novelas, en memorias. Que quienes deseen jugar con ellas se atrevan, se lancen, lo disfruten. Las palabras no son propiedad de nadie y, sin embargo, apropiarse de ellas por un rato produce una gratificante sensación de saciedad.

Finalmente, me importa y mucho que las palabras se materialicen en historias. Que cada quien reconozca en ellas todo lo que tiene para contar. Sea escribiendo su autobiografía, la crítica de un libro, el libreto de una futura obra de teatro, la carta que nunca se atrevió a enviar, la novela de ciencia ficción que siempre soñó leer pero que nadie hasta el momento ha escrito.

Todas y todos tenemos historias. Las estamos protagonizando día a día. A veces como actores principales, otras como soporte, y otras como testigos de lo que va pasando a nuestro alrededor. Deseo que en el balance de vuestro año no olviden verse. Identificarse en esas escenas que podrían ser parte de una película; en esos momentos más o menos triviales en los que se requirió el coraje de vivir. Nada más y nada menos. ¡Y los vivieron!

Deseo también que 2024 nos reencuentre otra vez entre palabras. Poniendo en común ideas sobre cine, compartiendo lecturas o proponiéndonos consignas que den lugar al nacimiento de nuevos textos. ¡Porque también me importan mucho sus palabras! Porque por eso cada participante de alguno de mis cursos, tutorías o talleres estuvo presente en mi balance, aumentando el peso de lo positivo en este intenso y complejo año entre dos países, dos idiomas, y el corazón partido en todas las partes que sean necesarias para compartirme.

¡Feliz nuevo año bisiesto! 🥂

Con amor,
María 💛

7 respuestas

  1. Recién hoy puedo leerte. Como siempre me atrapan todo lo que escribis. Me llevan allí al momento, al lugar, me trasladan y se vuelven vida. En el 2023 tuve la dicha de conocerte en la faceta de docente. Fue una maravilla. Gracias María por este regalo. Sin duda en mi balance lo cuento entre lo positivo y fecundo del año. Abrazo

    1. Querida Mabel, un placer para mí que 2023 nos haya dado la oportunidad de conocernos (también) en el marco de una clase, con lo importante que sabes que es eso para mí. Te envío un abrazo y te deseo lo mejor para el nuevo año, ¡siempre acompañándonos!

    1. Si te refieres a un taller, depende de dónde te encuentres. ¿De dónde sos? Pero te diría que de cualquier modo ya mismo puedes empezar eligiéndote un cuaderno que te motive y arrancando con lo primero que se te pase por la cabeza, dejando que tu mano fluya.

      1. Yo tengo varios escritos en hojas desde niña escribo, escribir me salvó de mis tristezas y dolores que sentía y no podía contar. También perdí gran parte de mis escritos de mi infancia y adolescencia ya que me los quemaban robaban. Siempre empiezo una hoja

        Obtener Outlook para Androidhttps://aka.ms/AAb9ysg ________________________________

      2. A los 8 años me di cuenta que quería ser escritora. Los libros y las letras me salvaron del dolor que sentía del caos de mi casa de mi familia de las cosas que me pasan y no entendía

        Obtener Outlook para Androidhttps://aka.ms/AAb9ysg ________________________________

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *