
Este fin de semana aprendí a usar Mailchimp. Digamos que me lo tomé como una forma más de retar a mi creatividad, acostumbrada a los mails clásicos, al archivo adjunto, a la presentación de Power Point… Salir de la zona de confort, dicen los expertos, es parte sustancial del ser creativo.
Tiene sentido. Si una escribe siempre sobre lo mismo, por ejemplo, o emula fórmulas que sabe que funcionan o, al menos, que le resultan fáciles de seguir, no hay innovación posible. Y la palabra creatividad viene de crear, no de repetir.
Dándole vueltas al asunto de cómo estructurar el mail desde el que nos encontraremos durante los próximos veinte días (y con mi obsesión de que todo tenga un hilo conductor), pensé en utilizar la sinestesia para entretejer lo que compartamos. Esa condición neuronal en que el estímulo a un sistema sensorial conduce a experiencias en un segundo sistema.
Según los estudios científicos al respecto, el vínculo entre sinestesia y creatividad estaría dado porque quienes la experimentan tienen mayor habilidad para vincular ideas no relacionadas. Hay quienes tienen más desarrollada esta condición. Se afirma que los llamados individuos sinestésicos (alrededor del 2% de la población mundial) pueden, por ejemplo, oír colores, ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con determinada textura. No resulta sorprendente saber que esto es alrededor de siete veces más común en artistas, poetas y novelistas.
No pretendo que nos volvamos todes sinestésicos al final de mes, sobre todo porque hay mucho de hereditario en la condición. Pero sí que estemos más abiertos a relacionar sensaciones, disciplinas, artistas y obras. Que una canción pueda ser motivación para un texto, o una ilustración el argumento de una historia. Que nuestras letras tengan musicalidad y que nuestras metáforas expresen verdaderas imágenes literarias. Que ampliemos el concepto de escritura, de estructura, de formato. Que escribir sea también componer, dibujar, bordar, retratar, bailar… Tal vez eso sea dar vida a un texto, a unos personajes que sienten cosquillas al oler ciertos aromas, que se rozan, que escuchan una melodía y se emocionan, que degustan un plato y se erotizan.
El mailing que aprendí a armar, entonces, incluirá cada día una canción, las imágenes de un artista y una cita sobre la creatividad, de las que surgirá la consigna de escritura. Qué tanto desee profundizar cada quien en esa consigna dependerá de sí mismo… y de su manera de hacer sinestesia. Creo, de todos modos, que un buen ejercicio para practicarla es pensar no sólo en palabras sino también en sensaciones: cómo huele, sabe o se siente determinada persona o lugar. De qué color sería si pudiéramos verla por dentro. Qué música haría sonar. Es algo divertido que puede hacerse en cualquier momento y en cualquier lugar. Como para seguir fortaleciendo el hábito de aplicar la creatividad…
Para quienes no se sumaron y tengan curiosidad de saber de qué se trata este reto, aquí pueden acceder al primer mail y suscribirse si desean recibirlo los próximos días: https://mailchi.mp/ca5b0a661fc9/empezamos-21-das-creativos-da-1
En la imagen que acompaña este post, el artista elegido para hoy, Alexis Bukowski, nos aconseja algo que, si no ayuda a la creatividad, al menos la libera: ser siempre un amateur. Porque es el aficionado (amador de lo que hace), el que se permite ser auténtico con aquello que ama. En palabras de este ilustrador catalán: “ser amateur significa no condicionar tu obra.” Y qué mejor que aplicar la creatividad porque sí, para una, porque nos sabemos más felices amando lo que hacemos.